
A usted le puede parecer intimidante, planificar su funeral; pero, ¿no es lo más seguro que tenemos? Prepararse para el momento de su despedida no es una idea descabellada ni implica que estemos atrayendo con esto, energías de muerte.
Prepararse para la despedida revela un gran sentido de previsión y una perspectiva clara de lo que nos espera a todos, sin ánimo de sentirse llamado a morir, cuando todavía no es tiempo.
Escribir sus memorias puede ser un punto importante en su planificación; contar su vida, despojándose de toda carga, revelando aquellos secretos que pertenecen a su propia intimidad y que le han permitido vivir a resguardo, detrás de tantas cosas que quizás le hubieran enseñado a valorar más y mejor su vida.
Escribir sus memorias, de un modo sincero y transparente, no solo le permitirá despojarse de sus propias cargas, también le ayudará a esclarecer, frente a otros, su visión de la vida, de aquellos sucesos en los que otros se vieron involucrados, a los que otros asistieron como espectadores, sin mayor información que la versión que pudiera haberse hecho pública.

No hay que ser un personaje público para que nuestras memorias tengan valor; las familias sanan en la misma medida en que sus miembros las conducen por los senderos de la verdad; cuente su verdad y tienda a su familia una guía que le permita comprenderle y perdonarle, si fuera el caso.
Otro elemento importante en nuestra preparación para la muerte, radica en hacer o cumplir aquellos deseos que nos han inquietado desde siempre; visitar un lugar, conocer a alguien, decir algo en específico, lograr algo, vencer algún miedo; solo usted sabe cómo crear su lista de cosas por hacer.
Esa lista puede ser corta o larga, pero lo importante es que usted se comprometa a cumplirla, a quedar tranquilo con su consciencia, y también consigo mismo, que no se diga que no vivió, que no conoció el placer, que no disfrutó de todos los momentos que la vida le brindó.

Si usted ha sido siempre sincero y no hay nada nuevo que revelar, y si está satisfecho con su vida y sus logros, sus hazañas, entonces todavía le queda manifestar su última voluntad, ¿Cómo quisiera usted que se distribuyera su legado? ¿A quién le gustaría beneficiar y de qué manera está dispuesto a hacerlo? Manifieste siempre su voluntad, respecto de su legado, no solo financiero, sino también intangible.
Hacer esto, le permitirá a usted y a su familia, a sus amigos, cumplir esa voluntad, porque la comprenden, la pueden asimilar mientras usted se encuentra con vida; recálquelo, siempre deje en claro las cosas, explíquelo, tómese la molestia de, siempre, preguntar si los demás están al tanto, si lo comprenden, si estarían dispuestos a cumplir su voluntad, eso sí, hágalo con consciencia de que las cosas que pida o sus opiniones e inseguridades pueden nublar sus intenciones; así que no tome partidos innecesariamente o no imponga asuntos que puedan despertar controversias, relájese y pida aquello que sabe que dará armonía a sus seres queridos.
Está demás decirle que, uno de los aspectos más importantes de su preparación para el mundo que vendrá, es el ponerse a cuentas con su esencia espiritual; no importa la religión que practique, o en lo que usted haya decidido creer (o no creer), lo importante es cómo se siente usted respecto de la trascendencia de su alma y su conexión con la humanidad; ¿Ha sido de provecho para otros? ¿Ha actuado con coherencia y virtud? ¿Ha comprendido el valor que tienen, para usted y para los demás, las virtudes y valores? ¿Está a la altura de su compromiso ético?
Si ha hecho un buen trabajo en todas estas áreas, está listo para partir confiado, su trabajo ha sido impecable, le espera una nueva, aunque desconocida, vida eterna.